miércoles, 20 de enero de 2016

De todas la canciones la nuestra era la mas bonita. Tan fuerte y dulce, débil he inexplicable como lo que sentíamos, loco, fugaz y que tras un breve momento explota, dando paso a miles constelaciones y estrellas,aquellas que acabaría desapareciendo. No se como, Mi amor, pudimos cantarla con tanta alegría, ese era nuestro himno de vida y muerte, amigo. Pero como todo lo que comienza tiene un fin, nosotros decidimos continuar danzando, aún cuando la música ya hubiera acabado.

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Empece a desechar mis palabras demasiado pronto, las arrogue en una esquina junto a mis otros delirios idiotas.
Me sentía tan.. insípida. Tan vacía, tan ignorante y vulgar. Tan de mas y tan poca cosa juntas.
Y la verdad, es que, para ser honestos, tan solo quería saludarte.

miércoles, 13 de enero de 2016

Mis más sinceras disculpas.

Mis más sinceras disculpas, estoy extremadamente cursi últimamente.
Lo lamento, la contaminación visual es inevitable.
Con desprecio (para no decir cariño) Kara

Caso perdido, mi amor.

Me quede pequeña y cautivada, tratando de entenderte de alguna manera, tus proposiciones, tus sueños, tus amores también eran las mías. En parte porque crecimos juntos y nos transmitíamos el uno al otro en miradas rápidas que ni los libros pueden decir y porque todo lo que tuviera relación contigo, era mi problema, mi solución, era mi vida también. El deseo desesperado de caer algún día en tus brazos, a los cuales siempre me los imagine fuertes, pero amor, ambos sabemos que tu te deshaces entre las multitudes, te pierdes y escabulles haciéndote pequeño, somos la versión moderna de E.T en cuanto estatura, y también en cuanto a otras cosas, digamos solo incomprendidos.
Pero aún así junto a ti creo que mi corazón se ensancha y puedo ser tan grande como yo quiera, y puedo volar aunque no tenga alas, y se que voy a caer, y que tu estarás para recogerme, como una paloma herida que solo necesita amor. Pero yo no soy la victima del enamoramiento, la enfermedad social mente aceptada, soy yo la que coge los pedazos del chico débil, aunque eso te avergüenza, yo me siento bien sabiendo que derrumbarte en mi y abrirte tal como eres, para ti era como un símbolo de confianza, porque si hay algo que eres es frío.
Eres frío como los días de invierno, duras poco soleado y sonriente, lego caes naturalmente bajo tus brisas gélidas y lluvias. Siempre pensaste que amaba el verano, por ello tanta rosas y odiosas vacaciones en la playa donde quedamos hecho color escarlata. Sabes, pienso que yo te conozco más de lo que tu me conoces a mi.
Pero quería darte el gusto. ¿Darte el gusto de darme el gusto? Se que suena raro, pero todo alrededor de nosotros lo es.
Había días en los que me veías con el seño fruncido y la mirada perdida mientras yo guardaba silencio, y otros en los que no me dejabas ir muy lejos de ti, me querías cerca, de alguna manera me convertí en algo que necesitabas para vivir, y la duda empezó cuando pensé que me necesitabas, no que me querías. Vi caerte en tus peores vicios, te ayude a levantarte cada vez que metías la pata, y no pienses que fue con pesar y de mala voluntad, amaba estar a tu lado, era mi bendición, ¿Pero que tan lejos pueden llegar las relaciones unilaterales?
Las sorpresas y los regalos se volvían reiterativos y empezamos a acostumbrarnos a nuestra normalidad...¿Era yo la que te regalaba calcetas y tu bufandas? No lo recuerdo muy bien, solo se que en nuestro apartamento estaba repleto de ambas.
Con el tiempo a ti te empezó a desesperar la normalidad y que el frío de nuestra relación no eras tu sino yo, y que los papeles se habían invertido. Yo era la que lloraba por las noches, la que necesitaba abrazos al amanecer y el atardecer, la que necesitaba más sonrisas y menos ceños fruncidos para no desesperar.
Supongo que ninguno de los dos pudo reparar al otro.
Necesitaba a un chico que no existía, y tu a una chica que había desaparecido.
Casos perdido, mi amor.

miércoles, 6 de enero de 2016

Simplemente me encantas.

Me encanta tu locura,
me encanta verte sonreír al vació en esos momentos en los que estás ausentes, perdido en tu propia mente pensando en cosas irreales y cómicas porque así eres tú, y todo de ti me gusta, inclusive tus defectos.
Me encanta cuando te pones nervioso, y tus ojos largan chispas de electricidad y tus manos temblorosas como si fueran automáticas buscan las mías a ver si pueden detenerse.
Me encanta que no admitas nada por orgullo, aunque eso a llevado a un par caídas, unos de insultos desmedidamente fuertes en el metro y una que otra copa rota en cualquier restaurante de la ciudad. Seguramente allá fuera nos odian, ¿Pero que importa?
Me encanta que te quedes dormido a mitad de una película, sobre todo por la mayoría tu mismo las escogiste y yo no me quejo, ¡Y todo para babeare mi camisa favorita! A veces creo que tus ideas maliciosas son tan grande como tu estupidez, y ambas, mi querido amigo, son enormes.
Me encante que te desesperes por salir caminar en los días de lluvias, tu días favoritos, donde las personas se ocultan en sus casa y la ciudad es nuestra. También amo esos días.
Podría decir que am todo de ti, pero eso te convertirá en un héroe, un especie de divinidad para las mujeres hormonadas de este siglo y la esperanza de un príncipe azul.
Me encanta que detestes eso tanto como yo.
Simplemente me encantas.

lunes, 4 de enero de 2016

Eres como una herida abierta.

A veces pienso que amarte tanto puede causar graves efectos colaterales a largo plazo. Que mi corazón no volverá a las pulsaciones normales si sigue viendo tu mirada, y mi piel pronto morirá de soledad. Por qué sé que puedo vivir sin ti, que nadie depende de nadie, que no debería depender de nadie. Pero es tu culpa ¿Sabes? Todo esto es tú culpa. ¿Haberme enamorado de ti es tu culpa? Pues sí, es hora de que te hagas responsable.
De que tomes mi corazón herido entre tus manos y lo guardes donde este a salvo, que me rodees con tus cálidos brazos dándome seguridad, que me susurres al oído que no me dejarás nunca y que lo nuestro es real, que es real y que ni el tiempo nos lo arrebatará. Pero no puedo obligarte a hacerlo.
Y eso es lo que más me duele, tú vienes calmo con tu sonrisa encantadora y tan prometedora, dices cosas bonitas y yo las creo aun sabiendo que son mentiras, que solo vienes y vas sin estar en ningún lado completamente. Que yo ni nada en este mundo es suficientemente grande y especial para llamar tu atención, que tú solo estas de pasada, observando todo con calma sin dejar que nada te afecte
. Que yo soy solo una estación de otoño disfrazada de primavera, que mis hojas caen lentamente dejándome como lo que soy. Sola y vacía.
¿Puedes explicarme porque entonces te amo?
 No has hecho mucho para merecerlo mi amor, unos bailes improvisados en el medio de la calle a medianoche, tal vez dos sonatas de piano y una caminata por las calles vacías en lejanos tiempos de lluvias y besos. ¿Tan fácil de convencer soy? ¿Tan ingenua me viste?
Y todos no dejan de repetirme que no tiene importancia, que no vales, que eres solo otra mierda más en un mundo tan cagado como el nuestro, donde nada vale nada, y la gente ciega olvida, hace dos días descubrí con sorpresa que mi madre tiene razón, Tú no eres merecedor de mi amor cuando solo me usas para pasar el rato, y en aquel despotrico de rabia te envié eso en un mensaje de texto y mi celular fue una campanita todo el día con tus llamadas. Tome las cosas del apartamento, trate de juntar mis restos antes de que vinieras por explicaciones, por que eso sí, a ti, nadie jamás te dejaba, tu eras el único, el campeón del mundo en un parque de diversiones, siendo yo una atracción más, una montaña rusa difícil de atravesar en la que tu solo por tu cuenta te irías.
 ¿Cómo hiciste para poder destruirme así? Lloré como jamás lo había hecho en la vida, llore dejando mares dementes y torrenciales a mi paso.
Entonces fue cuando desaparecí. Como un fantasma me escabullí en la sombra de las cosas, escondiéndome de todo lo que me recordaba a ti, recordando lo que era estar viva en otra época. Escuché unos rumores de que me buscaste, de que incluso habías llorado lágrima desesperadas por mí. ¿Por qué amor no pudiste haberme dicho lo que sentías antes? ¿Lloras cuando no estoy, pero cuando estoy cera tuyo me ignoras? ¿Qué clase de amor es ese? Dímelo porque no logro comprender.

 En mi mente los recuerdos simple me traerán a ti, espero algún día poder verlos sin sentir tristeza, aunque sé que todas la heridas no sanan, y que tú eres una herida abierta.


Besos, Kara

sábado, 2 de enero de 2016

A timothy, que le quitaron sus mayúsculas.

A timothy no le gustaba perder. Curioso, habiendo perdido todo en su vida uno puede llegar a pensar que es capaz de acostumbrarse a ello, pero ese no es el caso.
Su padre a los 4 en un accidente.
Su madre a los 6 víctimas de una gran depresión y la cuerda con la que solía jugar.
Creciendo como el chico solitario que estaba destinado a ser y viviendo con sus ordinarios y aburridos tíos se acostumbró entonces a las normalidades de la vida, lo aburrida y plana que podía llegar a ser. Perdió entonces su capacidad de imaginar como todos los niños deberían, ganando así el desprecio infantil a tal atrocidad y la palmada de espalda de hombre grandes y aburridos felicitando lo por su seriedad y supuesta madurez.
Podemos decir que perdió su infancia, teñida por sucesos espantosos y poco acompañamiento familiar, criando desde joven la fría personalidad de timothy.
Y si piensan que estoy exagerando, timothy perdió también sus mayúsculas. Cuestión que el solo adopto con  el paso del tiempo “La mayúsculas son para grandes personas” pensaba constantemente recriminándose de no serlo y ciego de jamás haberlo intentado.
Después de que sus maestras de primer grado le permitieran tales faltas de ortografía, comprendió así que toda su vida estaba destinada a ser perdida.
Entonces, retomando la lista:
A los siete perdió sus propias mayúsculas.
A los nueve perdió el autobús a la escuela y le pusieron un 1 en matemática. Perdiendo así su título de nerd.
A los once perdió su mascota Dolly que se tiro por el retrete, el pequeño Gamster suicida, que descanse en paz.
A los doce perdió la posibilidad de dar su primer beso, el juego de la botellita no ayudo de mucho.
A los quince se perdió de los primeros bailes de fin de curso por una gran varicela que lo dejó varios días en casa.
A los 18, el acto de colación de fin de curso lo adelantaron una hora antes y se perdió dichas medallas y certificado. Que tuvo que retirar un mes después. Por “problemas de organización”
Al año siguiente perdió todo un año de universidad ya que no lo anotaron correctamente como “Timothy Anderson” sino como “Timoti Andersoon” cuestión inexplicable hasta el día de hoy.
Tres años después nuestro querido Timothy había contraído matrimonio con una de sus compañeras de facultad y esperaba su primer hijo. Gregory, al que se encargaría de jamás dejarle perder nada.
A los 25 perdió un brazo mientras se encontraban haciendo alpinismo junto a sus compañeros de trabajo.
Perdió su trabajo por esa misma incapacidad. Dos meses después esperaba a Adam, su segundo hijo.
A los 28 su esposa contrajo cáncer, seis meses  después le había fallado a Gregory, no había podido evitar que el perdiera a su madre.
A sus cuarenta, con dos hijos estudiando, a Timothy le diagnosticaron una extraña enfermedad al corazón, una que supuestamente se alimentaba de la tristeza de las personas, enfermedad que Timothy incubo desde el espantoso accidente de su padre a los cuatro años.
Cuando la vida parecía querer quitarle también sus últimos alientos, decidió escribir un libro contando sus experiencias de vida, diciéndoles una y mil veces a sus hijos que no debían ser tan débiles como su padre, que debían escribir su nombre con mayúsculas, que debían ser grandes, porque lo eran. Por qué el si lo había sido, solo que no lo suficientemente inteligente para darse cuenta antes.
A sus 41 le quitaron su vida mientras escribía en su escritorio la dedicatoria del libro terminado:
Para mis hijos, y mi amada esposa.
Jamás me quitaran los años vi…





Letras, artes y sueños.

A es una bonita letra. No sé por qué siempre empiezo hablando con la A cuando realmente no siempre es necesario. Hay muchas otras letras bonitas, como la L o talvez la W, aunque realmente no uso mucho la W, tenía un amigo que se llamaba Walter pero para otra cosa no la usaba. Bueno, hoy en día tengo inglés en el instituto y también un celular así que, reconozco que si la uso, “¿What`s your name?” “Pásame tu Whatsspp” “Quiero un sándwich”  No nos olvidemos de la comida, no.
Creo que a veces menospreciamos las letras. Cada una de ellas tiene su fuerza propia y nos recuerda algo personal, no sé ustedes pero si pienso en la R sale a mi cabeza instantáneamente la película del ratón que cocinaba, Ratatouille, y si me dicen la H pienso en los arcos de rugby en los que mi primo solía pasar horas jugando. Podría seguir interminablemente relacionando letras con recuerdos, pero ninguno de ellos realmente vale la pena. Cuando eres chico, piensas que el mundo es gigante, demasiado grande, lo suficiente para aplastarte, y eso lo mantienes toda tu vida, la diferencia es que un niño tiene valor, tendrá miedo si, pero no se desmorona, no pierde la fe. Me considero una niña que se convirtió en adulto prematuramente.  Preocupándome por cosas sin sentido y olvidando aquellas que valen la pena. 
Naturalmente era distinta a las chicas de mi edad, no en los aspectos superficiales, claro que quise una Barbie mariposa, tuve mi época rosa, y mis sueños con príncipes y no me arrepiento de ello. Pero siempre hubo un pero atormentador. Cuando tenía cuatro años, descubrí por cuenta propia que Papa Noel no existía, y también que los bebes no los traía la cigüeña de París…  Supe las cosas que quería en la vida, y también las que no.
A los siete empecé a entender el mundo de los adultos, su manera de manejarse en el, la forma en la que hablaban, descubrí que la literatura me parecía majestuosa, aunque desde ya que no viviría de ella, pues en mí no había talento alguno en la escritura, lo tomaba más como un arte digno de contemplar. Entendí que amaba manchar las páginas de colores y formas, las personas al ver mis dibujos me decían que para eso había nacido, para ser una pintora, y en el fondo yo también deseaba que esa fuese mi suerte, pero al igual que con la escritura, la pintura se me daba pero no lo veía como algo que haría para el resto de mi vida.
Y finalmente a los ocho años, mientras hacíamos zapping un sábado por la noche en casa, un sentimiento nuevo nació en mí. Me pregunte a mí misma varias veces y la respuesta siempre fue la misma, que arte mayor el de capturar momentos, como fotografías viejas en movimiento para toda la eternidad… 
Había descubierto lo que me apasionaba, lo que quería hacer por el resto de mi vida, pero vale, solo tenía ocho años y todo sonaba excitante y nuevo, empecé con el cine en blanco y negro, sorprendentemente tenía muchos casets en casa de mis abuelos, y pronto mi gusto se fue agudizando, y las películas de Barbie o la Sirenita ya no me llamaban la atención, vale jamás me llamaban la atención, pero ahora tenía un sentido crítico para defender mi argumento que en otro momento ta vez no lo hubiera tenido, había descubierto un mundo nuevo, al igual que con la literatura y la pintura, el cine se había vuelto mi medio de expresión, lo que reflejaba me hacía sentir identificada y eso me gustaba.

Y es el día de hoy que me maravillo una y mil veces, y mi gran sueño es dejar una marca tan grande y profunda en el corazón de alguien, tal como lo hicieron con el mio, romperle el corazón, hacerle reír, hacerle llorar, mostrarle todo...
Se que como todo, desapareceré al igual que todo lo que hice, pero por el momento, me conformo con ser solo yo. Y soñar como solo yo lo hago.